En bus desde la capital

17 04 2009

Cosas que pasan en un viaje a casa arriba de un bus en Ecuador, los personajes, los olores, las anécdotas, esta es la historia:

Ilustración

Cada viernes estaba preparada psicológicamente para ir a ver a mis papás que vivían a una hora y media de distancia. Yo entonces estudiaba en la capital, había empezado hace poco la universidad y cada día era una experiencia nueva y diferente, al principio no extrañaba mi casa, tampoco a mis padres, pero con el paso del tiempo los fines de semana fueron esperados con ansiedad. Que la comida de mamá es la más deliciosa que has probado en toda la semana, que puedes lavar toda tu ropa y te la llevas limpiecita de regreso sin pagar un centavo, que tengas tiempo de caminar y respirar aire muy puro para mi eran detonantes que hacían que el viaje en bus valga la pena cada fin de semana.

Desde el principio ya era una aventura, para llegar a tomar el bus corríamos con mi hermana por la estación terminal con grandes mochilas llenas de ropa sucia y cuidando las pocas cosas que nos importaban, nos apresurábamos a alcanzar el bus que iba saliendo. Una vez arriba el “cobrador” del bus te ubicaba y tiempo después pasaba a recibir el pago por el viaje; un dólar cincuenta, era el precio que pagábamos desde que nos subíamos en la terminal hasta el paradero de la carretera en donde nos esperaban, casi siempre con puntualidad alguno de nuestros padres.

En el trayecto te arriesgabas a no encontrar asientos juntos y es por eso que con mi hermana ya habíamos ideado planes para mantener los ojos sobre nuestras mochilas, con el paso del tiempo, eso ya no nos importaba tanto, en el viaje aprovechábamos de dormir lo que seguramente no lo hicimos la noche anterior por pasar de juerga o estudiando.

 

La poca regulación en el tránsito, hace que los conductores hagan las paradas que quieran para recoger más pasajeros, muchas veces el pasillo va lleno, sí, lleno de gente que viaja parada si ya no hay más espacios. Generalmente compartes asiento con otros estudiantes provincianos que se bancan todo el viaje por la misma razón, la comida de mamá; o en muchos casos gente que va de regreso a su comuna. Encuentras de todo en este viaje, algún campesino con sus vestimentas propias de comunidad indígena que viaja con toda su familia, incluyendo algunas gallinas que le regaló el compadre donde fue a parar, o como parte del equipaje “pesado” tiene una que otra oveja amarrada sobre el techo del bus, la familia tiene su minuto de relajo y sabe que el viaje podrá alargarse, es por eso que a la hora de comer no dudan ni un minuto, montan el pic nic en el mismo espacio donde están sentados y comparten así un momento familiar entre tanta gente.

 

Tampoco falta el vendedor ambulante que aprovecha cada parada del bus para ofrecer a los pasajeros toda clase de manjares para amenizar el viaje, un desfile de anticuchos de carne recién asada, chochos con tostado, bananas maduras con queso, chifles y papas sin marca, bebidas, dulces, en cuestión de minutos te invaden tumbos de olores diferentes y solo hay dos posibilidades ante ello: o te satura y te da asco, o lo piensas mejor y lo toleras, porque aún falta un largo trayecto para que el viaje termine.

Y el orador agradecido con la vida es otro personaje común de estos viajes, el que se sube y espera que todas las personas estén sentadas y poniendo atención para empezar con su discurso “Estimados amigos, mi intención no es molestar“ y cada uno, con mejor expertisse que otro te ofrece desde pomadas para calmar los nervios, mejorar la vida sexual y borrar las arrugas, hasta cadenas bañadas en oro (según él), o el infeliz que te cuenta lo mal que lo ha pasado y que necesita ayuda para llevar adelante a su familia. De cualquier forma comerciantes, de otra forma farsantes, pero de todas maneras gente trabajadora que encuentra un buen momento para ventilar su palabrerío y conseguir alguna venta o alguna ayuda.

 

Es momento de bajar, hemos cruzado todo el pasillo con nuestras grandes mochilas, tratando de no incomodar a nadie, nos acercamos hasta el conductor y le pedimos que nos deje en el siguiente paradero.

El “cobrador” baja rápidamente antes que puedas, para extenderte su mano y ayudarte a bajar el escalón, te da las gracias, sonríe coquetamente y vuelve a subir para marcharse.

 

Con tantos episodios y tantos personajes arriba de ese bus, el viaje se acorta notablemente y para el día siguiente lo repetiremos a la inversa, pues es hora de empezar nuevamente una semana más en la capital.


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12 responses

17 04 2009
Vale

jajaja… me he reido y me diverti mucho leyendo este post sister, cuenta con la ilustración respectiva para tu historia!

17 04 2009
Mariale

ja! cuantas anécdotas! te faltaron algunas, como el que toca todo tipo de instrumento musical al mismo tiempo! y también canta!
me encantó!

17 04 2009
Vale

jajaja deberíamos escribir un cuento de fábulas a la ecuatoriana!!!…hay mucho material!! jajaja

17 04 2009
mariandre

Entonces empecemos a armar la fábula pues!

20 04 2009
4 05 2009
RafaChafa

¡Mariandre ha vuelto! jajaja qué bueno este post, me cagué de risa, solo habría que cambiar los chochos con tostado y los chifles (¿?) por fruta con chile, tacos de canasta o alguna fritanga de por acá y creo que entiendo a la perfección tus viajes. Saludos sin estatus laif (he muerto [de influenza porcina {perdón, humana}])

5 05 2009
Catalina Palmer

Totalmente identificada. ¡Qué buena historia!

Un abrazote.

12 05 2009
calixto

ja ja ja ja ja, Me recuerda cuando me tomo el trole-bus en Rosario para ir al centro, y me hago el dormido para no ceder el asiento. Que vivencias se suceden en un colectivo

29 06 2009
Santiago del Río

La gran aventura de andar en cole. Te acordás del tren a Uyuni? Estoy armando el diario y empiezo a publicarlo estos días.

30 06 2009
mariandre

Excelente Santiago del Río, por ahí tengo un relato de esa noche de navidad en el vagón. Avísame como te queda 🙂
Besos.

7 07 2009
mariandre

Me publicaron!!!
http://www.veintemundos.com/ pág. 6

29 10 2009
Santiago Hidalgo

María Andreita!! Que buenas tus historias, de verdad que deberías publicar un libro con todo lo que escribes. Espero que la vida te esté tratando de lo mejor, y algún rato que vengas a Ecuador, tenemos que vernos! SEGURO!
Un abrazo! Y Felicitaciones de nuevo…. Tienes madera para ser una excelente escritora…..

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